Trump, los migrantes y las drogas ilegales

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Para fines del siglo XX a los latinoamericanos se les relacionó con el crecimiento del consumo de cocaína. Hoy el discurso de Trump se centra en vincular a mexicanos y latinoamericanos, incluso a canadienses, con el tráfico del fentanilo.


Por: Adalberto Santana

7 de marzo de 2025 Hora: 05:02

Parecería evidente que la política de Donald Trump tiende a fortalecer a los Estados Unidos de América en el escenario internacional. Pero la realidad política del mundo nos muestra que por el contrario, los EU están viviendo una grave crisis en diversos órdenes de su estructura nacional e internacional. De ahí que el discurso trumpista de “hacer grande a América otra vez” busca impactar levantando los ánimos de los que votaron en la elección pasada por su candidatura. Especialmente en un país que vive una profunda decadencia como todo imperio cuando agota sus reales posibilidades de desarrollo económico, social y cultural.

Se afirma en análisis profundos sobre el fascismo, que ese fenómeno político únicamente se desarrolla en naciones que han arribado a un nivel de crisis económico social imperialista, la cual ha entrado en plena decadencia. Por ello requiere un discurso político profundamente ultranacionalista y racista, que en su lectura los enemigos a vencer son los migrantes. Actores sociales que en esa lectura son los portadores de sus males como las llamadas drogas ilícitas. Particularmente en esa narrativa, se reivindica un discurso que ubica a los migrantes indocumentados como sus principales enemigos, los que han deteriorado y lesionan profundamente la cultura y los hábitos nacionales anglosajones. En esa lectura figuran los migrantes sobre todo si proceden de países periféricos como los latinoamericanos (ya sean mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños, hondureños, colombianos, peruanos, bolivianos, dominicanos, venezolanos, etc.). Pero también aquellos que tienen un origen asiático o africano. Migrantes que viven en los EU son trabajadores internacionales indocumentados y étnicamente no anglosajones o eslavos. Para Donald Trump a ellos los califica con las siguientes palabras:

“¿Qué hay sobre permitir que entren personas a través de una frontera abierta, 13.000 de las cuales eran asesinos? Muchos de ellos asesinaron a mucho más de una persona”, afirmó Trump. “Y ahora viven felices en Estados Unidos. Ya saben, ahora un asesino… creo esto: está en sus genes. Y tenemos muchos genes malos en nuestro país ahora mismo. Entonces tuvieron 425.000 personas que entraron a nuestro país que no deberían estar aquí y que son criminales” (Los Angeles Times, 08/09/24).

Pensemos que en los EU desde principios del siglo XX al discurso antidrogas, se le asoció con los migrantes asiáticos por el crecimiento del consumo anglasojón del opio. Más tarde al consumo la marihuana se les asoció con los migrantes mexicanos. Para fines del siglo XX a los latinoamericanos se les relacionó con el crecimiento del consumo de cocaína. Hoy el discurso de Trump se centra en vincular a mexicanos y latinoamericanos, incluso a canadienses, con el tráfico del fentanilo.

Sin embargo, se puede reconocer que la narcopolítica si se ha expresado en nuestros países latinoamericanos. Los casos más claramente identificados son los de Genaro García Luna, quien fue secretario de Seguridad Pública con el expresidente ultraconservador, Felipe Carderón Hinojosa (2006-2012), personaje vinculado con el Cártel de Sinaloa. Más recientemente figura el caso del ex presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien fue extraditado y posteriormente condenado por fomentar el tráfico de cocaína en 2024 en EU, a más de 45 años de prisión. Personajes de la narcopolítica ultraconservadora que pusieron en evidencia sus nexos con la derecha latinoamericana y sus claros vínculos con la industria de las drogas ilegales y con la DEA.

Un elemento que no menciona Donald Trump, es que en los EU y principalmente en el condado de Miami-Dade, en el estado de Florida, cerca de Mar a Lago, donde tiene su residencia, es donde se realiza el mayor lavado de dinero procedente del tráfico ilícito de drogas. Ahí en los EU, las ganancias económicas que genera el narcotráfico, se estima según los estudiosos de la narcoeconomía, que se queda más del 90 por ciento de los recursos. Así, únicamente retornan a los países latinoamericanos entre un 10 y 5 por ciento de las enormes ganancias de la industria del narcotráfico. Pensemos que ese es el discurso decadente del imperialismo en crisis y del poder de Trump en los EU, que al asociar a los trabajadores internacionales indocumentados con las drogas es una gran perversión de la doble moral imperialista estadounidense. Por último, para quien desee profundizar en el tema, recomendamos a nuestros lectores mi libro: El narcotráfico en América Latina, México, Siglo XXI Editores.

Autor: Adalberto Santana

teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección.

Nació en la ciudad de México, es Doctor en Estudios Latinoamericanos e investigador titular del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la UNAM. Entre sus libros figuran: El pensamiento de Francisco Morazán (1992, 2000, 2003, 2007 y 2019); El narcotráfico en América Latina (2004 y 2008), Minorías sociales en América Latina (2014) . Recibió Mención Premio Casa de las América (2003).