El próximo domingo 1 de junio, México abrirá las urnas a su pueblo para que puedan ejercer el derecho a voto, eligiendo a jueces, ministros y magistrados. Este proceso electoral forma parte de una reforma, iniciada por el anterior presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y continuado por Claudia Sheinbaum, actual presidenta. Un cambio que pretende derogar los privilegios que han tenido las clases dominantes y élites económicas en México dando lugar a serios problemas de corrupción, habiendo estado beneficiadas y protegidas las clases altas, frente a un pueblo desprotegido.

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Serán 3,397 las candidaturas que se presentarán para ocupar 881 cargos judiciales. Los cargos incluyen ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y diversos jueces de distrito.

¿Cuándo y qué votarán los mexicanos?

Las casillas (pequeñas oficinas de votación) se abrirán a las 8:00 de la mañana para que la ciudadanía pueda votar. Este año, el Instituto Nacional Electoral (INE) implementó mejoras para que el proceso sea más rápido y fácil: cada persona solo pasará una vez por la mesa de votación, donde le entregarán sus boletas (federales y locales), le marcarán la credencial, le aplicarán tinta en el dedo y luego podrá votar con privacidad en una mampara. Las casillas tendrán entre 8 y 15 espacios para votar, y en las especiales (para personas que están fuera de su sección) habrá hasta 20 espacios.

Otra novedad es que todas las boletas se depositarán en una sola urna, sin importar si el voto es federal o local. En los lugares donde se espera mucha gente, se pondrán dos urnas para hacerlo más ágil. Estas mejoras buscan que más personas puedan votar con orden, rapidez y sin complicaciones en un proceso que hace al pueblo partícipe y lo empodera.

Encuestas

El INE ha informado que el mismo 1º de junio, al cerrar las casillas, dará a conocer una estimación del nivel de participación ciudadana en las elecciones, gracias a una muestra de más de mil seiscientas casillas distribuidas en todo el país.

Esta medición se apoyará en herramientas estadísticas y será elaborada por especialistas, lo que permitirá tener una idea clara, confiable y rápida del interés de la población en este proceso histórico.

Esta elección será especialmente beneficiosa para la ciudadanía, ya que, por primera vez, se podrá votar directamente por quienes integrarán el Poder Judicial, incluyendo jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte.

Esto representa un avance significativo en la participación popular y el control democrático, ya que empodera al pueblo para decidir sobre un poder que antes se nombraba sin su intervención. Además, el INE está facilitando todo el proceso, desde la reimpresión de credenciales hasta la transparencia en los resultados, para asegurar que cada persona pueda ejercer su derecho al voto con libertad y claridad.

Cómputo y escrutinio

Entre el 1º y el 10 de junio de 2025 se van a contar los votos (cómputos distritales) de seis elecciones distintas en México. Cada tipo de cargo tiene su fecha: del 1º al 3 se cuentan los votos para ministras y ministros de la Suprema Corte; del 3 al 4 para magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial; del 4 al 5 para la Sala Superior del Tribunal Electoral; del 5 al 6 para las Salas Regionales; del 6 al 8 para magistraturas de Circuito; y del 7 al 10 de junio para juezas y jueces de Distrito. Si un cómputo termina antes de tiempo, se comienza de inmediato con el siguiente.

Luego, el 12 de junio se hace la revisión final (llamada cómputo de entidad federativa) para confirmar los resultados de cinco de esas elecciones. Ese mismo día también se validan los resultados distritales de las Salas Regionales del Tribunal Electoral, en lo que se llama el cómputo de circunscripción plurinominal. Todo este proceso es clave para asegurar que los resultados sean correctos y oficiales.

Con estas elecciones judiciales, el pueblo mexicano conquista una victoria histórica: por primera vez tendrá en sus manos el poder de elegir directamente a quienes imparten justicia. Este avance democrático representa un paso firme hacia la recuperación de un poder judicial que durante décadas estuvo secuestrado por los intereses de las élites económicas y políticas. La posibilidad de decidir sobre sus jueces no solo fortalece la soberanía popular, sino que también abre la puerta a un sistema judicial más transparente, legítimo y al servicio del pueblo, marcando el inicio del fin de la corrupción que antes protegía a los poderosos.

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