El “Convoy de la Resiliencia”, también conocido como el convoy Sumud, fue detenido en las afueras de Sirte, Libia, por fuerzas leales al general Khalifa Haftar. La caravana, integrada por cientos de activistas principalmente de Túnez y Argelia, tiene como objetivo llegar al cruce de Rafah, en la frontera entre Egipto y la Franja de Gaza, para entregar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza y promover un mensaje de paz.

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La Coordinadora de Acción Conjunta para Palestina (JA) dio a conocer que el convoy fue interceptado después de salir de la ciudad de Misrata e informó que enseguida entablaron negociaciones con las autoridades del este de Libia.

En un comunicado, la organización señaló que lograron llegar a un acuerdo con las fuerzas de seguridad del este del país para redactar y “presentar una carta al Gobierno libio, actualizar las listas de participantes y proporcionarlas a las autoridades”.

Los integrantes del “Convoy de la Resiliencia” mantienen firme su compromiso con la causa palestina. Durante las horas de espera y luego de pasar la noche en la carretera corearon consignas en apoyo a Gaza y enarbolaron banderas palestinas, en una muestra de unidad y resistencia.

“Les aseguramos a las familias de todos los participantes que están bien y pedimos disculpas por la imposibilidad de comunicarnos… debido a la interrupción de las redes telefónicas y de internet”, señaló el comunicado emitido por los organizadores.

Mientras tanto, en Egipto, las autoridades intensificaron los controles migratorios y comenzaron a deportar a ciudadanos extranjeros que arribaban a El Cairo, ante la sospecha de que podrían unirse a la iniciativa humanitaria.

Según informó una fuente del equipo organizador del convoy a la agencia Quds News Network, el Aeropuerto Internacional de El Cairo deportó el pasado miércoles a unos 15 pasajeros, en su mayoría ciudadanos marroquíes que manifestaron estar en el país por motivos turísticos o familiares. Pese a sus declaraciones, fueron interrogados y se les negó la entrada.

Otros pasajeros corrieron la misma suerte luego de que una mujer itiera haber viajado para participar en la marcha pacífica. Testigos presenciales relataron que, tras sus palabras, las autoridades egipcias comenzaron a gritar a los viajeros y a amenazar con detenciones indefinidas, lo que llevó a varios a desistir voluntariamente de su ingreso al país, por temor a represalias.

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