Reafirmaron su llamado a la comunidad internacional para frenar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno israelí.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos instaron a tomar acciones contundentes para frenar las violaciones sistemáticas de Israel contra el pueblo palestino, debido a que afirman que el régimen sionista intenta replicar en Cisjordania las atrocidades cometidas en Gaza, con la intensificación de una operación militar que ha dejado más de 60 personas muertas y miles de desplazados.

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De esta manera, las organizaciones no gubernamentales (ONG) solicitan sanciones específicas a los responsables, la suspensión de transferencias de armas a Israel y un embargo al comercio con los asentamientos ilegales, una medida clave para frenar la impunidad israelí.

La incursión de tanques israelíes en Cisjordania, después de dos décadas de relativa calma, ha marcado un punto de inflexión en el conflicto. Esta ofensiva, que ya lleva semanas, ha devastado infraestructuras esenciales, como sistemas de alcantarillado y agua en ciudades como Yenín y Tulkarem, lo que ha dejado a miles de palestinos sin a servicios básicos.

Según informes presentados por organizaciones internacionales, el ejército israelí ha utilizado métodos destructivos similares a los que ya empleó en Gaza, lo que ha causado sufrimiento generalizado y alterado gravemente la vida cotidiana en los campos de refugiados, considerados ahora «casi inhabitables» por Naciones Unidas.

En este contexto, las ONG advierten que esta estrategia no solo aumenta el riesgo de una mayor escalada de violencia, sino que también pone en peligro la estabilidad de la región y reafirma que la comunidad internacional debe tomar medidas urgentes para evitar que esta ocupación se afiance aún más. Las acciones de Israel en Cisjordania son un claro intento de consolidar su dominio sobre los territorios palestinos, mientras la resistencia de la población sigue siendo sistemáticamente reprimida.

En las últimas semanas, las fuerzas israelíes han intensificado sus ataques aéreos e incursiones, dejando más de 50 muertos y desplazando a decenas de miles de palestinos. La ONU ha declarado a los campos de refugiados de Jenín, Tulkarem y Nur Shams casi inhabitables, tras la destrucción de viviendas y servicios básicos, como las redes de alcantarillado y agua. Esta operación se configura como la más prolongada y destructiva desde la Segunda Intifada, con consecuencias humanitarias devastadoras.

Los crímenes cometidos por Israel en la región no se limitan a la violencia física: la destrucción de infraestructura esencial, las expulsiones forzadas y el desplazamiento de miles de palestinos evidencian un plan sistemático de limpieza étnica. Estas acciones son crímenes de guerra, que incluyen el genocidio y la depuración étnica, en un intento por realizar limpieza étnica y eliminar su presencia territorial.

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